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Crónica 36,

36-TURKMENISTÁN-2 (Ashgabat)

Ruta : Ruta Gengis Khan | País : Turkmenistán

ASHGABAT: una CAPITAL ÚNICA.
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La capital se encuentra tan sólo a 35 Km. de la frontera iraní. Penetramos por una gran avenida, muy amplia y donde los automóviles conducen con una precaución extrema, todo parece transcurrir a cámara lenta. Toda la ciudad está plagada de cámaras y se ve que la policía "no pasa ni una" a los conductores.


Nos encontramos con barrios enteros de viviendas construidas completamente en mármol blanco impoluto, Turkmenistán quiere tener una capital única en el mundo.
Cuando avanzábamos por sus grandes bulevares nos da la impresión de estar dentro de un gigantesco decorado. Y realmente así es, la ingente riqueza que generan sus casi inagotables yacimientos de gas ha permitido un derroche de dinero en Ashgabat.


Todo es de diseño, desde las farolas hasta las cabinas de teléfono...


Los jardines parecen recién plantados, es invierno y aún así resulta fácil imaginárselos en plena explosión de flores y verdor cuando llegue la primavera. Papeleras, bancos, farolas, fuentes... todo de diseño exclusivo para la capital. Ni un papel, ni una colilla, ni un plástico... nada está fuera de lugar.



El Palacio Presidencial, la Gran Mezquita, el monumento a la Patria, los grandes bancos, edificios de organismos oficiales, museos, ... todo parece a estrenar, un aspecto impecable.


La arquitectura vanguardista es otro de los grandes objetivos de Ashgabat. Contratan arquitectos de renombre internacional para construir hitos en la historia de la arquitectura moderna. Están en competencia directa con los países del golfo Pérsico con estructuras revolucionarias, nuevos sistemas de energía, domótica, diseños originales y únicos.


Todos los edificios de Ashgabat tienen que ser únicos en su estilo, el dinero no importa, tienen fondos ilimitados para esta capital-escaparate.


Cualquier hotel, cualquier banco, cualquier edificio administrativo... no tendrá permiso de obra a menos que sea exclusivo.


Arquitectos de renombre internacional hacen grandes fortunas con los encargos del gobierno de Turkmenistán para que creen edificios muy distintivos.


Lo mismo ocurre con los monumentos. Es la ciudad que más monumentos y conmemoraciones tiene. Monumento a la Independencia, a la República, al presidente, a los nómadas, a la agricultura, al "Libro Verde" del Presidente (no es broma), a los caballos, a la ciencia, al ejército, a la industria...
Y al igual que con la arquitectura, todos los artistas y diseñadores tienen que se de renombre y derrochar opulencia.


La ciudad está también repleta de estatuas del presidente, su presencia es obsesivamente omnipresente, con un culto a la personalidad tan solo superado por el presidente de Corea del Norte. Pero no son estatuas "doradas", son efigies en las que se ha usado ORO genuino. Y contestando a lo que estáis pensando... efectivamente, nadie en su sano juicio se atreve a acercarse a una de ellas para "rascarla".

La capital es un pozo sin fondo porque quieren que sea el escaparate de la nueva Turkmenistán pero la población sigue básicamente rural y hay muy poca inversión fuera de la capital. Los pueblos y pequeños núcleos urbanos... dan pena.

Nos vamos de Turkmenistán el mismo día que nos caduca el visado, lo hemos exprimido hasta el último minuto. A 35 Km. de Ashgabat está la frontera iraní, nuestra siguiente etapa. Es nuestra cuarta visita a IRÁN, un país tan caótico como entrañable. Las cuatro veces hemos venido con un todoterreno desde España, regresamos con mucha ilusión a pesar del régimen islámico represivo que está llevando a la ruina al país. Su población es extraordinaria, aquí no existen los problemas, sólo soluciones. Irán, junto con Pakistán, son los países donde hemos tenido las más extraordinarias experiencias humanas. Estamos emocionados con este regreso a IRÁN.
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UN POCO DE HISTORIA SOBRE ASHGABAT.
Los hombres visten a la occidental pero les encanta el blanco y negro como colores predominantes. Las muchachas llevan hermosísimos y pulcros trajes largos turkmen de seda y terciopelo pero también hay minifaldas casi sin tela, suponemos que estas últimas son las de origen ruso, siempre más liberadas. Todos se pasean por los grandes parques, todo respira paz y serenidad pero estamos en una ciudad que pocas veces ha respirado tranquila a lo largo de su historia. Ha sido destruida repetidamente a lo largo de los siglos tanto por los terremotos como por la furia de conquistadores como Gengis Khan.
 
En los tiempos modernos, fueron los soviéticos los que casi acaban con la identidad del país.
Pero fue en 1948 cuando sufrió su último mazazo. Un terremoto de grado 9 en la escala de Richter la dejó reducida a escombros, (en Asia Central deben de adjudicar el grado 10 -el máximo- tan solo al paso de Gengis Khan por estas tierras). Murieron 110.000 personas, aunque los soviéticos sólo admitieron 14.000 muertos; era la época de Stalin y la Unión Soviética era perfecta, ni siquiera podían ocurrir desastres naturales.
La ciudad se cerró herméticamente al mundo durante ¡5 años! para enterrar a sus muertos y ser reconstruida al margen de las miradas exteriores. Con lo cual, su pasado no tiene rostro, no hay vestigios de lo que fue en otros tiempos. Ahora es una ciudad  sin raíces y ha tenido un segundo renacer tras la independencia. Con tan sólo 4,4 millones de habitantes son poseedores de unas reservas casi infinitas de gas natural y les hace soñar en convertirse en el Dubai de Asia Central.

Su gran riqueza ya no tenía que ser repartida con otras repúblicas soviéticas y decidieron hacer una capital única en el mundo, tan "perfecta" que es casi aséptica porque todo parece para "ver y no tocar". Es complicado hasta fotografiarla, fuimos reprendidos en varias ocasiones. Casi hay un policía en cada esquina que analiza los movimientos de los transeúntes y vehículos. ¡Y cámaras!, hay cámaras de vigilancia en cada esquina, en cada curva, en cada edificio, no hay ángulos ciegos en la capital, si una cámara no tiene ángulo, hay otra que lo cubre en otro lugar.

Pero nuestros ojos no ven el futuro, únicamente el presente. Por el momento, la realidad es que tan sólo unos pocos disfrutan de las ventajas de estas reservas millonarias, fuera de la capital la vida sigue con la estética polvorienta y mal mantenida de los tiempos soviéticos.

Resto de crónicas de la ruta

Acerca de los expedicionarios

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Te presentamos a tus compañeros de viaje

Vicente Plédel y Marián Ocaña son dos aventureros ceutíes con una prestigiosa trayectoria de rutas de exploración a través del mundo y entre los dos cubren todos los aspectos que requiere una expedición.