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Crónica 10,

Egipto IV - Las cruces del desierto

Ruta : Ruta de los Imperios | País : Egipto

-Welcome! ¿Puedo ver sus pasaportes? -Nos preguntó un soldado bastante desaliñado.

-Aquí están. -Le dije tras sacarlos de la bolsa de fotografía y entregárselos. Mientras los examina veo como se asoman cabezas curiosas en la puerta del recinto exterior del monasterio. No es habitual ver vehículos de matrícula extranjera por esos lugares.

-Gracias. -Nos dice el soldado, devolviéndonos los pasaportes.

Avanzamos los 25 metros que nos separan de la puerta del monasterio y nos volvemos a detener. Nos sale a recibir un muchacho con una pequeña medalla cristiana colgada al cuello.

-Bienvenidos al monasterio de San Macario. ¿Tienen ustedes visita concertada? -Nos pregunta con una amable sonrisa.

-No, no sabíamos que había que solicitarla. -Le contestó Vicente.

-Sí, hay que pedirla en nuestra diócesis de El Cairo. -Mira el todo terreno, a nosotros y prosigue. - ¿De donde son ustedes?

-Venimos de España y estamos muy interesados en los monasterios coptos. Nos gustaría mucho visitar este monasterio y sólo somos dos. ¿Sería posible visitarlo aunque no tengamos la cita?

-Voy a consultarlo ... e intentarlo. -Nos contestó sin parar de sonreir. Acto seguido entró en la caseta y le oímos marcar por teléfono y hablar. Al poco reapareció.

-No hay problema, el monasterio de San Macario les da la bienvenida y les desea una feliz visita. Les están esperando. -Nos entregó unas estampitas de San Macario y una bolsita con cuatro mini-recipientes de aceite para santiguarse. Acto seguido nos abre la verja.

EL VALLE DE LA SAL. COBIJO DE ANACORETAS

Estamos en Wadi Natrun, el Valle de la Sal, donde este preciado condimento tuvo una importancia específica hace muchos siglos. El natrun (carbonato de sodio recogido de los depósitos que los lagos salados dejan en verano) lo utilizaban en el Egipto de los Faraones para deshidratar los cuerpos en el proceso de momificación que les preparaba para la vida eterna... pero ahora vamos a conocer otros inquilinos del desierto que preparaban la vida eterna de otro modo.

Desde El Cairo, la carretera del desierto que nos lleva hacia Wadi Natrun se convierte en un campo sembrado a derecha e izquierda de cientos, miles, ... (o más) de paneles de anuncios que no tienen fin. Unos tras otros, agolpados entre si, anunciaban de todo, desde coches y ruedas hasta ketchup o líneas aéreas, el desierto nunca hubiera imaginado tan extraños inquilinos.

Fue en los desiertos de Egipto donde comenzó hace muchos siglos un episodio ignorado, bastante olvidado o desconocido de la historia de la humanidad, que posteriormente se extendió por todo el mundo: la tradición monástica. Fue precisamente el inhóspito desierto el lugar ideal para que, aquellos cristianos perseguidos por el Imperio Romano, pudieran refugiarse. Al principio vivían en cuevas y luego fueron construyendo lo que más tarde serían los monasterios y desarrollando la vida monacal que fue extendiéndose en el transcurso de los siglos por toda Europa

Fue San Marcos en el año 35 d.C, quién predicó y extendió el cristianismo por Egipto, religión que logró sobrevivir a los romanos para finalmente conseguir ser reconocida como religión oficial en el s. IV. El s. VII trajo consigo una nueva religión, la islámica, y la invasión árabe acabó con los monasterios que se habían extendido por centenas por todo el desierto... pero algunos, a las puertas del nuevo milenio han lograron sobrevivir y es aquí en Wadi Natrun donde vamos a localizar cuatro de los principales monasterios coptos, que siguen plenamente en activo.

Todos los monasterios en sus entradas exteriores disponen de un control militar egipcio y cuando accedemos a la puerta principal del monasterio uno de los monjes se hace cargo del visitante. El primer monasterio fue el de San Macario y el padre Irineo se encargó de guiarnos y explicarnos las características y la historia del monasterio. Su nombre significa paz y realmente la serenidad con la que se movía y hablaba hacía honor a su nombre.

Los coptos siempre han sido amantes de la cultura y del estudio y la mayoría de sus monjes, antes de ingresar, han cursado estudios de medicina, farmacia, ingeniería o profesorado. Estudios que siguen ejerciendo dentro de las paredes del monasterio, además de la oración y el consejo espiritual de los fieles que acuden a ellos. El propio padre Irineo combina su trabajo como farmacéutico con su pasión por pintar, y de hecho el bautizo de San Juan Bautista de la iglesia de San Macario el grande, es una pintura suya y la realizó hace 20 años, cuando llevaba poco más de 5 años en la orden.

Nos cuenta que San Macario comenzó con unas cuevas que en el curso de los siglos se han ido ampliando y que a las tres pequeñas iglesias originarias les fue envolviendo todo un complejo monástico ... que a su vez fue rodeado de unas altísimas murallas de gran grosor que les protegía de los violentos ataques a los que fueron sometidos por beduinos y árabes de otras épocas.

Tras la visita tuvimos el placer de disfrutar por primera vez de la hospitalidad de estos lugares santos. El padre Irineo quiso que probáramos las aceitunas -que ellos mismos cultivan- y un vaso de té mientras charlábamos. Llegaron las dos de la tarde y nos invitó a comer arroz, carne estofada y judías verdes, el menú que ofrecen a peregrinos y visitantes, la hospitalidad es una de sus primeras reglas y seríamos testigos de ella en repetidas ocasiones en todos los monasterios.

Repusimos el agua de nuestros bidones con el agua del manantial que tenían en su interior y tras despedirnos agradecidos del padre Irineo proseguimos la "ruta copta".

Con el mismo aspecto exterior de robusta fortaleza se presentan los monasterios de San Bishoi y Suriani, a tan solo 500 m. el uno del otro. En la capilla de San Bishoi, los peregrinos besaban y rezaban con gran devoción ante la tumba del santo, donde descansan sus restos incorruptos envueltos en un cilindro con una tela bordada con su cara y cuerpo. Las alusiones pictóricas a los episodios más destacados de la vida de los santos son constantes, en algunos casos con iconos de gran valor artístico. En el de Suriani coincidimos con la hora del rezo de los monjes y las oraciones en copto y sus himnos inundan el ambiente. Permanecemos discretos observando la ceremonia ... son momentos únicos.

El Monasterio de San Baramus, fue una visita nocturna que el padre Benjamín, fuera de horario, nos permitió realizar. Al término de la misma seguimos siendo testigos de la hospitalidad de estos lugares y nos invita a cenar: fuul (alubias pintas estofadas), queso de cabra elaborado por ellos, mortadela de vaca y unos deliciosos zumos naturales de pera. Cuando nos marchábamos, una preciosa luna llena amarilla -acabada de salir- nos iluminaba el camino hacia la carretera general de vuelta al Cairo desde los refugios anacoretas del Valle de la Sal.

REFUGIOS DE PAZ DEL MAR ROJO.

Desde la estridente capital egipcia nos dirigimos hacia el Mar Rojo para alcanzar de nuevo otros recónditos refugios donde un grupo de hombres buscaban la paz huyendo del hostigamiento.

Durante 145 km. rumbo este perseguimos un objetivo muy concreto. Por eso esta ruta que vamos a seguir para ir hacia el Sinaí tiene su sentido, ya que queremos desplazarnos hasta el lugar exacto donde se encuentran los monasterios de San Antonio y San Pablo, otros dos ejemplos coptos que ostentan el honor de ser los monasterios más antiguos del país, emplazados realmente en lugares recónditos y casi inaccesibles que le preservaran del peligro de las persecuciones y matanzas, de las que no siempre lograron escapar.

La biografía de San Antonio (s.III d.C) se resume con una historia al más puro estilo bíblico. Se trataba del hijo de un rico mercader que abandonó todas sus pertenencias materiales y la entregó a los pobres para retirarse al desierto y dedicarse a la oración. Durante 50 años vivió en una gruta del monte Clysma donde superó las tentaciones del demonio, falleciendo a la edad de 105 años.

Sus discípulos, a lo largo de los siglos han tenido que soportar el ataque y las masacres de los beduinos (entre los siglos VIII y IX) y los musulmanes (entre los siglos XI al XV) en numerosas ocasiones, de ahí que los monasterios estén rodeados de diversas murallas de fortificación que les permitieran defenderse de las hordas enfurecidas. Utilizar la palabra "defensa" no es del todo correcta porque esa defensa era totalmente pasiva, se limitaban a refugiarse en el torreón fortificado y esperar a que los asaltantes se conformasen con arrasar y robar todo el fruto de su trabajo ... y no quisiesen terminar "el trabajo" con un baño de sangre (como ocurrió en varias ocasiones). El torreón que tenía cada monasterio estaba levantado sobre un pozo o manantial y tenían comida para varios meses. Si sobrevivían al ataque, comenzaban a levantarlo todo de nuevo piedra a piedra.

No es de extrañar que los monasterios se erigieran en lugares tan inhóspitos, la acritud de la propia naturaleza les ayudaba a protegerse de estos ataques. Pero han pasado 16 siglos y los discípulos de San Antonio y San Pablo continúan la tradición. Los votos de castidad, pobreza, obediencia y oración son sus mandamientos. Pero durante los días que pasamos con ellos pudimos comprobar que también la alegría y simpatía, así como el respeto absoluto, no está reñido con el recogimiento y la humildad.

El Monasterio de San Antonio (en el que estuvimos tres días), se encuentra a los pies del Jebel al-Galala al-Qubliya y es el más grande los todos los monasterios coptos que existen, albergando en la actualidad 70 monjes.

El padre Hilarión (que hablaba inglés y había ejercido como profesor de dicho idioma antes de ingresar en la orden), fue el joven padre encargado de atendernos y explicarnos todo lo que deseásemos saber acerca de la historia y hábitos de la orden durante nuestra estancia. Vestía de negro, el color de la orden, rematado con una capucha negra con cruces bordadas. Nos lo presentó el padre Ruiz, un anciano monje con una larga barba blanca y vestido de negro con el aspecto de los antiguos padres bíblicos del Antiguo Testamento.

En la época estival son muchos los peregrinos coptos egipcios que acuden a dichos monasterios y con ellos coincidimos, ya que los lugares están fuera de las rutas habituales, resultando muy ocasional el encuentro con extranjeros de otras nacionalidades.

San Antonio es impresionante, entre sus murallas se encuentran campos de cultivos, la cueva de San Antonio, las células de los monjes, el "torreón" fortaleza, tres iglesias, ... y un manantial del que mana 100 m3 (100.000 litros) de agua al día.

Por un sinuoso camino que se abre paso a través de descomunales rocas seguimos el camino que marca el wadi ed-Deir a través de grietas y desprendimientos. Pasamos el arco de llegada que marca la santidad del lugar donde pinturas del santo escenifican su muerte con los fieles leones a sus pies... Seguimos el sendero tortuoso y entre curva y curva empezamos a distinguir las murallas fortificadas del monasterio de San Pablo.

San Pablo, amigo y discípulo de San Antonio, vivió durante 80 años en una cueva con una dieta tan reducida como lo es un trozo de pan que todos los días le traía un cuervo en su pico y agua de un manantial natural que brotaba en la gruta, dedicándose exclusivamente a la oración. Cuenta la historia que cuando San Pablo murió a la edad de 113 años, su amigo San Antonio no sabía como cavar la tumba y aparecieron dos leones que se encargaron de ello. El Monasterio de San Pablo es más pequeño que el de San Antonio pero la hospitalidad que ambos ofrecen a los que se acercan a conocerles no tiene límites. Será una experiencia que siempre recordaremos.

En definitiva, los coptos configuran el 13% de la población de Egipto pero es un mundo aparte, desconocido por los extranjeros que sólo visitan la parte más renombrada del egipto faraónico. Sin duda alguna la paz y autenticidad que se respira por estos lugares merece la pena que siga siendo preservada.

EL PAÍS DE LAS TURQUESAS.

Llegó el momento de dar el salto del sorprendente continente africano al exótico y fascinante continente asiático. A través del túnel del Canal de Suez pasamos al Sinaí, la primera tierra asiática por la que las ruedas de nuestro Mitsubishi Montero nos introducen en el preludio de un nuevo continente, seguimos por ese "otro Egipto", escenarios de episodios bíblicos, de tesoros y de guerra, este será nuestro próximo destino.

En tiempos faraónicos las canteras de estas áridas tierras producían enorme cantidades de turquesas, oro y cobre. La propia Reina de Saba contaba con un suministro de tan preciada piedra preciosa. "El país de la Turquesas", como así se le conocía, era de una importancia estratégica vital y a lo largo de su vasta historia ha conocido batallas desde los tiempos de la Biblia hasta hace tan solo un par de décadas.

Ahora corren tiempos de paz y el seco viento del desierto parece un murmullo que quiere revelar sus historias a quien quiera escucharlas.

Cuando Moisés condujo a su pueblo hacia la Tierra Prometida vivió uno de los capítulos más sobresalientes que componen el Antiguo Testamento. Cuando Dios en forma de zarza ardiendo se dirigió a él y le entregó las Tablas de la Ley, los 10 Mandamientos. A los pies del Monte Sinaí, a 2.285, escenario de este episodio bíblico se levantó el Monasterio de Santa Catalina, un monasterio de religión griega ortodoxa. Con la misma semblanza defensiva de sus anteriores predecesores coptos, se ubica a los pies del bíblico monte en medio de una apocalíptica atmósfera de rocas, picos y esterilidad. Pero resulta, cuanto menos sorprendente, observar como comparten espacio dentro de sus murallas, el campanario del monasterio con un minarete que en siglos posteriores el Islam erigió dentro del mismo recinto.

Pero la pedregosa y seca atmósfera del Sinaí desértico tiene un estallido de aire fresco, color y vida en las cálidas aguas del Mar Rojo. La vida submarina que late bajo sus aguas ofrece una belleza infinita, con peces de colores y formas sorprendentes entre arrecifes coralinos formidables.

Para vivir esta experiencia elegimos el más antiguo y fiable club de buceo de Nuweiba, el Diving Camp Nuweiba. La co-propietaria, Sylvia, una agradable alemana que lleva 10 años afincada en Egipto, nos comentó que un prestigioso arqueólogo inglés está llevando a cabo desde hace unos poco años investigaciones submarinas en el Mar Rojo, para demostrar factiblemente algunos episodios bíblicos que por esta zona tuvieron lugar. Concretamente el episodio que se refiere al momento en que Moisés abrió las aguas del Mar Rojo y tras pasar con el pueblo judío las volvió a cerrar pereciendo bajo ellas el ejército del Faraón que les perseguía. En estos fondos se ha encontrado una rueda que se cree pertenece a un carro de este ejército pero los estudios que confirmen esta teoría están aun en curso.

Las aguas del Mar Rojo son cálidas y es muy fácil zambullirse en ellas, ya sea verano o invierno. La gran lancha del club lleva a los buceadores con licencia a lugares espectaculares pero a tan sólo unos metros de la playa (para los que no tenemos licencia) ya tenemos arrecifes coralinos con peces fascinantes desde el pez león que se desliza elegantemente sobre el fondo, al original pez paleta de Picasso o el insaciable pez papagayo o el precioso .... y podríamos continuar hasta una variedad de más de cien peces. ¡Es increíble! Pero cuidado, los arrecifes cortan como cuchillas y hay erizos con unas púas enormes y ... después de bucear sorprendidos por estas fascinantes imágenes, el buceo de superficie con el snorkel, ha supuesto que estemos expuestos durante muchas horas a los rayos de sol y... te dejan la espalda y las piernas en el punto justo de asado a la parrilla. Lo sabíamos, estábamos advertidos... pero aquellos que han vivido la experiencia de bucear entre corales saben lo hipnotizador que resulta nadar entre tanta maravilla y como pasa el tiempo olvidándote de todo.

Al atardecer, después de liberarnos con una buena ducha del salitre, nos sentamos en la playa. Las montañas, que en la otra orilla nos anuncian el territorio prohibido de Arabia Saudita, son iluminadas por el sol del atardecer. La cordillera de roca saudita se va tornando rojiza y la calma total del mar permite que se reflejen en sus aguas ..., el mar comienza a tomar un tono entre violeta y rosa que nos envuelven en una atmósfera irreal. El color cada vez es más intenso y la suave brisa nos susurra que estamos a punto de cruzar este histórico mar hacia un nuevo país en Asia: Jordania, cuna del sugestivo Imperio Nabateo.

Resto de crónicas de la ruta

Acerca de los expedicionarios

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Te presentamos a tus compañeros de viaje

Vicente Plédel y Marián Ocaña son dos aventureros ceutíes con una prestigiosa trayectoria de rutas de exploración a través del mundo y entre los dos cubren todos los aspectos que requiere una expedición.